Si exhalamos aire con la boca abierta, el aire expulsado es caliente.
En cambio, si lo soplamos juntando los labios, el aire expulsado es
frío. Esto es algo fácilmente comprobable con un gesto tan sencillo como
colocar la palma de la mano frente a la boca y expulsar aire con la
boca abierta o prácticamente cerrada. Y es algo tan simple que desde bien pequeñitos aprendemos la diferencia entre el aliento cálido y el soplido fresquito.
Como el aire proviene del interior de nuestros pulmones, se encuentra
aproximadamente a la temperatura corporal y al dejarlo salir sin
cortapisas por la boca abierta, es aire caliente. Útil para empañar el
cristal de unas gafas antes de limpiarlas, calentar las manos ateridas
de frío o intentar subir la temperatura del termómetro para simular
fiebre.
La sola modificación de la abertura bucal le imprime
más velocidad, sin que hagamos ningún esfuerzo suplementario. Así
soplamos velas, obtenemos pompas de jabón o hacemos girar un molinillo
de papel. Pero también baja su temperatura, lo que nos es muy útil para
enfriar la sopa o un guiso demasiado calientes, para calmar la piel en
una pequeña quemadura o el escozor del alcohol en una herida.
Pero… ¿a qué se debe ese cambio de temperatura?
Cuando soplamos mantenemos la boca casi cerrada, de forma que el aire
se ve obligado a salir por una abertura mucho más estrecha. Y cuando un
fluido con caudal constante pasa de un conducto de mayor sección a otro
de menor, necesariamente su velocidad aumenta, según nos indica la
dinámica de fluidos, en concreto el efecto Venturi. Y si la energía
cinética, que viene determinada por la velocidad, aumenta, la energía
determinada por el valor de la presión ha de disminuir forzosamente,
según el teorema de conservación de la energía o principio de Bernoulli.
Al encontrarse fuera de la boca y a presión más reducida, el aire se
expande. El efecto Joule-Thomson nos dice que si un gas se expande
libremente, su temperatura disminuye, pues la distancia entre sus
moléculas es mayor y su energía se diluye en un mayor volumen. Por
tanto, el aire del soplido tiene una temperatura inferior a la del
aliento.
A la hora de soplar para enfriar, por ejemplo, una
taza de café, el mecanismo es más complejo. Las moléculas del líquido
caliente tienen más energía. Al moverse más rápidamente chocan con mayor
frecuencia con las moléculas del aire que está sobre el líquido,
transmitiéndoles su energía y su calor. Por ello la parte superior del
líquido se enfría.
El calor dilata los cuerpos, lo que hace que su
volumen aumente, pero como su masa se mantiene igual esto significa que
su densidad disminuye. Comoquiera que el líquido del fondo es menos
denso que el de la superficie que ya se ha enfriado, el líquido más
caliente sube y sustituye al frío y el proceso se repite. Es un
mecanismo llamado de convección.
Al soplar sobre el líquido caliente
sustituimos el aire que está en contacto con él, y por ello un poco más
caliente que el resto, por un aire más frío, creando una diferencia
térmica mayor entre el aire y el líquido que la que habría si dejáramos
que se enfriara solo. Este proceso, que acelera el enfriamiento, recibe
el nombre de convección forzada.
Y ademas tiene otras funciones :P
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