martes, 14 de agosto de 2012

Segunda parte de la critica de Prometheus

Un ejemplo: el nombre del planeta en el que transcurre la película: LV-223.
Es decir, Levítico 22:3:
Diles: Si alguno de entre vuestros descendientes en todas vuestras generaciones se acerca a las cosas sagradas que los hijos de Israel consagran al Señor, estando inmundo, esa persona será cortada de mi presencia. Yo soy el Señor”.
¿Y cómo encaja eso en la película? Pues como a ti te salga de los cojones, por supuesto. Si tienes una mente lógica supondrás que los hijos de Israel son los Ingenieros. Y que los descendientes impuros son los seres humanos. Así que los seres humanos deben ser exterminados por haber osado acercarse, con toda su impureza a cuestas, a la ofrenda sagrada. ¿Pero por qué son impuros los seres humanos? ¿Quizá por su dominio del fuego primitivo de los dioses, es decir de la tecnología? ¿Por sus guerras? ¿O por haber osado crear vida (el androide David, interpretado de forma magistral por Michael Fassbender, sin duda lo mejor de la película)? ¿Y cuál es esa ofrenda sagrada mancillada por los seres humanos? ¿El xenomorfo? ¿La misma creación de vida? Añade a un guión premeditadamente confuso una referencia a un texto sagrado famoso por su oscuridad, un texto escrito mucho antes del siglo 5 aC y que presenta dificultades hasta para los estudiosos de la Torá, y obtendrás una de las trampas para ratones típicas de Lindelof.
Porque con Lindelof ninguna de las posibles respuestas será limpia. Siempre habrá algún detalle que no encaje, algo que chirríe, algo que se dé de hostias con el resto de elementos del guión. Lindelof no tiene claro antes de empezar a escribir qué es lo que quiere contar. Sus tramas no están definidas antes de plasmarse en imágenes: se van conformando a base de superponer elementos heterogéneos, como quien añade una capa de chocolate sobre una capa de macarrones sobre una capa de chocolate sobre una capa de macarrones. Lindelof guioniza por aproximación, a golpe de ocurrencia. Tiene una idea que flota en su cabeza, una idea que quizá podría dar bastante de sí en manos de un guionista competente. Nada demasiado especial, las preguntas habituales de la ciencia ficción filosófica: ¿De dónde venimos? ¿Estamos solos? ¿Somos los primeros o sólo un eslabón más de la cadena? Pero en sus manos, esas ideas se convierten en una avalancha de reiteraciones e incongruencias. Lindelof dispara a bulto. Improvisa.
¿Otro ejemplo? La flauta que los Ingenieros utilizan para iniciar los sistemas de mando de sus naves. ¿Y por qué coño una flauta? Pues porque en los Mitos de Cthulhu de Lovecraft la presencia del dios Yog-Sothoth en la tierra tras visitar al dios Azatoth en su encierro cósmico se anuncia con el tenue sonido de una flauta. ¿Y cómo encaja eso en Prometheus? A estas alturas de la película ya deberías saberlo, criatura: no encaja en absoluto. O sí: a martillazos. Es sólo un referente pretencioso más. Pienso para los pollos.
Prometheus también insinúa que el pecado original de los humanos es haber asesinado a Jesucristo. De acuerdo a la cambiante lógica interna de la película, Jesucristo es uno más de los Ingenieros, un alienígena enviado a la Tierra para reconducir el rumbo de una humanidad que está empezando a corromperse. ¿Y qué hacemos nosotros con el emisario de los Ingenieros? Nos lo cargamos. Añadamos a la lista de palos que toca la película el del deicidio. Sólo que la idea del sacrificio dador de vida es central en Prometheus: si los Ingenieros dan vida a través de su sacrificio, ¿por qué se putean por el hecho de que hayamos crucificado a Jesucristo? ¿No forma parte eso del gran plan divino? A fin de cuentas, la muerte de Jesús es el detonante de la expansión en la Tierra de la religión más exitosa de la historia de la humanidad. ¿No debería ser eso un punto a favor nuestro?
Más palos: el del aborto. El personaje interpretado por Noomi Rapace aborta un bebé alienígena con forma de calamar. El 24 de diciembre. Lo repito: el 24 de diciembre. Pero para poder extraerlo de su cuerpo, Rapace necesita engañar al robot médico y que este le practique una cesárea en vez de un aborto. Tras la operación, Rapace no destruye el feto abortado. Lo esteriliza. ¿Por qué cree Noomi que una simple esterilización matará a un ente alienígena más jodidamente duro que un Navy Seal? Enigma número 5.134. Demos una vuelta más a la tuerca: Noomi Rapace es cristiana y estéril. ¿Una cristiana estéril inseminada por el esperma de un ser humano infectado por ese engrudo negro que quizá simboliza el aliento divino? ¿La Virgen María inseminada por el Espíritu Santo? Sí. O no. Quizá. Así que el calamar es Jesucristo, ¿cierto? Sólo que no lo es, porque ese calamar insemina poco más tarde al último de los Ingenieros para que este dé a luz al primero de los xenomorfos. Así que este sí debe ser Jesucristo. O su némesis, Satanás. O dios. O lo que tú quieras. Bienvenido al circo de cinco pistas de Lindelof.
Aquí sólo faltan los orcos de El Señor de los Anillos.
¿Por qué funcionaba Alien? ¿Por qué funcionaba Blade Runner? Porque ambas películas se limitaban a una idea, una única idea que se exprimía hasta dar todo lo que esta podía dar de sí. No se pretendía hablar en ellas de lo divino y lo humano, de la fe, de la redención, de la culpa, del pecado original, del deicidio, de la ciencia, del sentido de la vida, del conocimiento prohibido, del sacrificio, de las dualidades cósmicas y del Sursum Corda en una misma película. Uno solo de esos temas es material suficiente para sepultar al más curtido de los guionistas. Mézclalos todos y obtendrás un pastiche infecto. Que es lo que es Prometheus. Un soufflé visualmente arrollador y de atmósferas soberbias pero que esconde en su interior el más insondable de los vacíos. Ceniza pura. Prometheus es una película que se pretende lovecraftiana y que aspira a pronunciar la última palabra en el terreno del horror cósmico. Pero eso es lo que era Alien. Aquí el único horror cósmico que se intuye es el de la misma Prometheus. Y Lindelof es su Azathoth.
Un Azatoth increíblemente carente de talento, ciego y estúpido, pero que roe, gime y babea como el primero.

 http://www.jotdown.es/2012/08/prometheus-para-dummies/

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